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sábado, 12 de enero de 2013

CÓMO TRATAR LA LUMBALGIA


PALDA (I)

Cómo tratar la lumbalgia

Ilustración de Raúl Arias
Ilustración de Raúl Arias
Actualizado 13:36 (CET)
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ISABEL ESPIÑO
Pese a que es un problema estudiado con mucha frecuencia, lo cierto es que existían pocas claves sobre cómo tratar la lumbalgia inespecífica. Es decir, el dolor en la parte inferior de la espaldaque emana de los músculos, las articulaciones, discos o ligamentos, pero no de lesiones graves o irremediables. Este tipo de problema no se debe a fracturas, traumatismos ni enfermedades sistémicas (infecciones, trastornos vasculares, tumores...).
"El número de estudios que se publican es abrumador", reconoce Isacio Siguero, presidente de la Organización Médica Colegial, quien subraya, sin embargo, la diferente calidad y claridad de las investigaciones.
Con el objetivo de arrojar algo de luz sobre el asunto, un comité de expertos europeos ha revisado durante cinco años todas las evidencias disponibles acerca de los múltiples tratamientos y propone las terapias lumbares que han demostrado su eficacia. Es lo que se conoce como Programa Europeo COST B13. Éstas son sus conclusiones:

DIAGNÓSTICO
Cuando no existen signos de alarma de que el dolor del paciente se debe a alguna enfermedad sistémica (infección, cáncer...) o es candidata a la cirugía (un problema lumbar como una hernia que 'oprima' un nervio), "hay que tratar al paciente, no hacer pruebas diagnósticas", resume Kovacs.
Y es que, en los casos de lumbalgias inespecíficas, las radiografías sólo muestran "hallazgos sin importancia", en palabras de este especialista, como desgastes discales o escoliosis. "Sin embargo, esas imágenes se observan tan frecuentemente entre los sanos como entre los sujetos con dolor", aclara el informe del COST 13.
Precisamente, éste es uno de los errores más frecuentes en la práctica clínica de nuestro país, donde se hacen pruebas diagnósticas en exceso, de acuerdo con los autores de las nuevas guías. "El paciente está tan acostumbrado a que si no le prescriben una radiografía no considera que no le han examinado bien, que ejerce una gran presión sobre el médico, [pero] si la radiografía no va a cambiar el tratamiento, es mejor no hacerla", resume Francisco Kovacs, vicepresidente del comité que ha elaborado las guías.
En cuanto a los pacientes con "señales de alerta", estos síntomas preocupantes serían:
  • Posible enfermedad sistémica: dolor en una persona menor de 55 años y no influido por posturas, movimientos o esfuerzos, mal estado general, pérdida de peso, fiebre...
  • .
  • Caso para derivar a cirugía: pérdida de fuerza muscular, anestesia en silla de montar, dolor no lumbar (radicular) que persiste más de seis semanas, o que aparece sólo al caminar, etc.
  • En muchos de ellos una simple radiografía y un análisis de sangre descartarán que exista una enfermedad sistémica tras el dolor lumbar. "Se recomienda la resonancia magnética si existen señales de alerta para la derivación a la cirugía, sospecha de discitis [inflamación de un disco] o cáncer", dicen las guías.

    TRATAMIENTOS QUE 'SIRVEN'
  • Evitar el reposo
  • "Para acelerar la recuperación y reducir el riesgo de que se repita en el futuro, es importante que el paciente evite el reposo en cama y mantenga el mayor grado de actividad física que el dolor le permita", comentan las guías. Como mucho, se admite un máximo de 48 horas en cama si el dolor impide al paciente adoptar otra postura.
    De hecho, los autores recuerdan que la lumbalgia aguda tiene buen pronóstico y tiende a desaparecer en la mayoría de los casos.
  • Actividad física
  • El paciente debe mantener el mayor grado de actividad física que le permitan sus molestias. Elejercicio no está recomendado en plena crisis de lumbalgia (donde sólo es aconsejable mantenerse lo más activo posible), pero sí cuando el dolor perdura más de seis semanas.
    Sin embargo, los estudios que se han realizado hasta el momento no permiten decantarse por determinada actividad física o por ejercicios específicos de la espalda. "Como cualquiera es mejor que nada, el paciente ha de hacer aquel que le resulte más apetecible", aclara Kovacs.
  • Fármacos
  • Es posible consumir fármacos para el dolor, ya sea paracetamol (solo o en combinación con opiáceos débiles como la codeína), antiinflamatorios o miorrelajantes durante un máximo de tres meses, tanto una lumbalgia aguda como en las crisis de los casos crónicos.
    En personas con lumbalgia crónica intensa se recomiendan también antidepresivos clásicos (tricíclicos y tetracíclicos), estén deprimidas o no, y parches de capsaicina. Como tratamiento de tercera línea, podrán prescribirse los opiáceos (sobre todo, tradamol) en los agravamientos de lumbalgias crónicas.
  • Grapas
  • Si después de dos semanas de fármacos el paciente sigue sufriendo molestias intensas, podría optarse por la neurorreflejoterapia. Consiste en colocar temporalmente y de modo superficial unas grapas quirúrgicas con el objetivo de estimular las fibras nerviosas de la piel relacionadas con los nervios implicados en el dolor, la inflamación y la contractura muscular.
  • Escuelas de la espalda
  • Los centros que enseñen al paciente a manejar de manera activa su problema (es decir, mediante actividad física, volviendo a la actividad anterior...) resultan eficaces para mejorar el dolor de las personas con lumbalgias que superan las seis semanas, aunque no en los casos que duran más de un año.
    Sin embargo, los autores no recomiendan las escuelas de la espalda tradicionales, es decir, aquellas que simplemente tienen contenidos de anatomía, fisiología, higiene postural y ergonomía.
  • Tratamiento psicológico
  • Algunos pacientes con lumbalgia intensa muy crónica tienen un comportamiento que está determinando el mal pronóstico de su enfermedad. El miedo al dolor les lleva a no moverse y se 'meten' en un círculo vicioso que agrava su estado. En estos casos, puede resultar recomendable derivarlos a un programa cognitivo-conductual, es decir, métodos que modifiquen su actitud ante el dolor y promuevan la confianza en su capacidad física. Por ejemplo, se establecen programas de ejercicio físico con unos objetivos fáciles de cumplir, relajación, etc.
  • Programas multidisciplinares
  • Si no han funcionado las estrategias anteriores, el paciente crónico puede probar con la combinación de algunas de estas terapias, es decir, con un programa que incluya medicación, ejercicio y tratamiento psicológico. Esta estrategia es más eficaz que el clásico programa de rehabilitación, pero los autores subrayan también sus elevados costes.
    "En principio, sería conveniente que los pacientes de baja laboral con mal pronóstico para regresar al trabajo accedieran a estos programas al cabo de cuatro u ocho semanas de baja, pero desde el punto de vista de la salud pública es muy cuestionable que las ventajas que aporten estos programas compensen los costes que conllevaría su aplicación generalizada", reconoce la revisión.
  • Neuroestimulación eléctrica percutánea
  • Esta estrategia sólo se recomienda como "última opción terapéutica", pues sus posibles efectos secundarios son graves (sangrado, infección, neumotórax...). De hecho, los autores de las guías recomiendan que este tratamiento se realice "exclusivamente por médicos bien entrenados y experimentados".
    La técnica en cuestión utiliza agujas similares a la acupuntura y situadas en los tejidos blandos para administrar un estímulo eléctrico en nervios periféricos superficiales. Es decir, que sería una técnica a medio camino de la acupuntura (estimulación de ciertos puntos del organismo mediante agujas) y la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea o TENS (se estimula fibras nerviosas de la piel mediante una suave corriente eléctrica que administran unos parches).

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