Viernes Santo. De pronto, todo se precipitó y lo llevaban de un lado al otro como oveja al matadero Callado... su cabeza inclinada dejándose ir, el dolor mas grande estaba en su interior, "no entienden nada"
Solo y con el peso del pecado. El pecado , ese horror que lo apartó del Padre. Estaba solo...un fardo sumido en lo peor de cada hombre... Luego vinieron las risas , que llegaban lejanas a sus oídos, su cuerpo lacerado, desnudo, desprovisto de toda dignidad empezaba a inflamarse. Las heridas se agolpaban sobre el torso y su cabeza, la falta de higiene hacía proliferar la infección, todo su cuerpo latía al unísono, rojo, encarnecido,. Los párpados inflamados le nublaban la visión... Le echaron una cruz encima. Una cruz ( todos tus pecados y los míos) le empujaron hacia un camino, un camino que a penas veía, un camino señalado por nuestras voces, y que El seguía con docilidad en la confusión de su cabeza deformada.
Cristina Cecchini
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