Quedan todas las cosas que ya no quiere nadie. Cosas sin importancia, como el sol y el amor, como la luz dorada que amanece o la plata del atardecer. Cosas como las flores, los pájaros y el agua, como los árboles y la luz.
Ellos. los demás, los cuerdos e importantes de este mundo, tienen bastante con los despachos y los ordenadores, con los robots, el petróleo y los plásticos, con el precio de la energía y los prodigios electrónicos.
Para nosotros , los tontos y los mínimos, los locos, los poetas y otros pelafustanes andrajosos, nos dejan las estrellas, la luna de pierrot y los revuelos de la espuma en el agua, nos dejan ver la rosa del jardín, gozar de los ensueños que flotan en cada paisaje,
nos dejan todo aquello que no sirve para comprar, vender o llegar a ser alguien en política. Nos dejan , gracias Señor, por tu misericordia y tu bondad, la vida.
Román Suárez, antología Menor |
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