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viernes, 22 de febrero de 2013

SER YO MISMO




Cuando los seres humanos se relacionan entre si, se encuentran con un gran número de situaciones de exigencia social. Estas demandas pueden provenir de un amigo, un familiar, un superior o un desconocido, y adoptar la forma de ruego, mandato o favor. Aunque la respuesta natural a este tipo de requerimientos debería estar guiada por lo que uno considera más adecuado, en muchas ocasiones las personas suelen estar tan "presionadas" o "influenciadas" por los demás que terminan actuando en contra de sus propios principios, creencias o conveniencias.
Nadie nace predeterminado a ser sumiso, esto se aprende, de forma paulatina,"sin darse cuenta"
No es cuestión biológica ni hereditaria, es un comportamiento aprendido y por lo tanto modificable. Hemos descubierto que si decidimos aceptar la manipulación de los demás no seremos recriminados e incluso podríamos ser reforzados por tal sumisión, y que por el contrario, si decidimos defender nuestros derechos legítimos, la situación producirá altos niveles de ansiedad, desaprobación o culpa.
Así, poco a poco, muchas personas van desarrollando un repertorio aparentemente adaptativo, pero en realidad se van convirtiendo en "marionetas humanas" que pierden uno de los valores más importantes del ser:

 LA DIGNIDAD.
   
                                                 Cuestión de dignidad.
                                                                      Walter Riso

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